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Argentina ejecuta el ajuste macroeconómico más radical de la década: inflación domesticada y superávit fiscal a punta de un shock libertario. Desde Santiago, analizamos el efecto dominó para el peso chileno y las oportunidades en un vecino que deja la terapia intensiva.
El experimento argentino bajo Javier Milei no es solo un reality show político. Es un case study financiero en tiempo real que está reescribiendo las reglas del juego en el Cono Sur. Mientras en Chile el dólar cotiza a $925 y la UF marca $39.643, al otro lado de la cordillera se libra una batalla existencial contra décadas de populismo fiscal. Los números, fríos y duros, muestran una transformación veloz.
- El Dato: Inflación mensual colapsa del 25.5% (dic-2023) al 2.3% (oct-2025). Primer superávit fiscal en 15 años (1.8% del PIB).
- Por qué importa: Un Argentina estable es un mejor socio comercial. Reduce la volatilidad cambiaria regional y frena presiones inflacionarias indirectas que siempre terminan golpeando el poder adquisitivo en Santiago o Antofagasta.
- Lo que viene: Proyecciones de crecimiento del 5% para 2025 podrían reactivar la demanda de commodities chilenos, pero la tensión social es un polvorín que pone en riesgo la continuidad del modelo.
Del Caos Hiperinflacionario al Orden Digital: La Receta Milei
Milei aplicó la lógica del hard fork a una economía corrupta y disfuncional. Un reset total. Su estrategia fue simple en el papel, brutal en la ejecución: estrangular la base monetaria, demoler el gasto público y apostar todo a la confianza de los mercados. El resultado es un milagro estadístico con asteriscos de dolor social. Más de 60 mil despidos estatales y un promedio de 28 cierres empresariales diarios son la sombra de este “éxito macro”. Para los entusiastas de las finanzas descentralizadas, hay un paralelo claro: es el equivalente a migrar de un sistema financiero opaco y controlado por un banco central inflacionista, a uno basado en reglas algorítmicas predecibles. Doloroso en la transición, pero potencialmente más sostenible.
El superávit fiscal, ese unicornio que ningún gobierno argentino pudo capturar en 15 años, hoy es realidad. Esto envía una señal poderosa a los capitales globales: el riesgo país se recalibra. Desde Chile, donde el euro está en $1.077, observamos cómo esa recalibración podría empezar a desviar flujos de inversión especulativa hacia activos argentinos, buscando el upside en un mercado que toca fondo.
“La Argentina de Milei es el primer gran experimento de política monetaria austriaca en el siglo XXI. Es como si un país adoptara el Bitcoin como política de Estado: reglas duras, emisión limitada y cero rescates. El precio social es la tarifa de transacción para salir del infierno inflacionario.”
Chile en la Ecuación: Más Allá de las Exportaciones de Paltas
El impacto trasciende el comercio bilateral. La estabilización del peso argentino y la posible dolarización informal de su economía crean un nuevo ecosistema fronterizo. Para el trader chileno y las fintech, se abren canales. ¿Mayor uso de stablecoins para el comercio transfronterizo evitando la volatilidad? ¿Oportunidades de arbitraje en mercados digitales de activos? Un vecino predecible es un vecino con el que se puede innovar.
Sin embargo, el modelo depende de la continuidad política. Milei se fortalece con un 40% en las urnas, pero el desempleo ronda el 7.6% y el consumo está por los suelos. Cualquier chispa de inestabilidad social se transmite rápido por los mercados. El carry trade que hoy puede parecer atractivo hacia Argentina, mañana puede evaporarse. Para el Banco Central de Chile y nuestros inversionistas institucionales, la lección es de doble filo: la disciplina fiscal paga, pero ignorar el costo humano puede generar un rebote populista que revierta todos los avances. ¿Está Chile observando el futuro posible de su propia política económica, o solo un experimento radical ajeno? La respuesta define portafolios.