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El IMACEC de septiembre sorprende con un alza del 3.2%, un respiro técnico que no oculta la desaceleración estructural. El tercer trimestre de 2025, con un crecimiento de sólo 1.8%, confirma un freno económico más profundo y redefine el escenario para el Banco Central y los mercados locales.
La actividad económica chilena entregó una señal dual en los últimos datos oficiales. Un rebote mensual robusto choca contra el peor trimestre en más de un año, pintando un escenario macroeconómico complejo que tensiona la política monetaria y los activos locales.
- El Dato: El IMACEC de septiembre anotó una expansión mensual del 3.2%, su mayor alza desde mayo. Sin embargo, la actividad del tercer trimestre (julio-septiembre) creció apenas un 1.8%, el ritmo más lento desde el 2T 2024.
- Por qué importa: La divergencia entre el dato puntual y la tendencia trimestral obliga a una lectura granular. El rebote de septiembre evita una contracción técnica, pero la inercia de debilidad consolida un escenario de menor dinamismo que presiona al empleo y frena la inversión corporativa.
- Lo que viene: El Banco Central de Chile enfrenta un dilema: datos débiles que justifican recortes agresivos de la TPM, contra un IPC aún reacio. El mercado descuenta más bajas de tasa, un factor clave para la presión bajista sobre el dólar y el desempeño de la renta fija local.
Un Respiro Técnico, No un Cambio de Tendencia
El salto del 3.2% en el índice mensual actúa como un amortiguador, demostrando capacidad de respuesta ante estímulos específicos. Sin embargo, la foto de conjunto es fría. El crecimiento del tercer trimestre (1.8%) marca una desaceleración clara frente al 2.3% del trimestre anterior y consolida una trayectoria descendente. La economía no se contrae, pero pierde impulso de forma sostenida.
Este entorno de «slowdown estira el horizonte para una normalización completa. Sectores como el comercio y los servicios muestran resiliencia, pero la inversión y la manufactura arrastran el promedio. El consumo, último pilar de soporte, empieza a mostrar signos de fatiga ante un crédito aún caro y un mercado laboral que se enfría.
"El mercado descuenta crecimiento bajo y recortes de tasa. La estrategia ahora es navegar la divergencia entre un dólar debilitado por tasas locales a la baja y una bolsa que castiga las menores expectativas de ganancias corporativas."
El Canal Directo Hacia Tu Portafolio y el Mercado Cambiario
Esta dinámica macroeconómica ya se traduce en precios de mercado. Un Banco Central con espacio para ser más agresivo en la baja de la TPM mantiene una presión estructural bajista sobre el tipo de cambio. Al cierre de esta edición, el dólar observado se ubica en $946, mientras que el euro cotiza a $1.073. Una TPM a la baja reduce el atractivo de carry trade en pesos, limitando alzas bruscas del dólar, pero también refleja un escenario de menor crecimiento que frena flujos de capital de riesgo.
La UF, referente clave para créditos hipotecarios y arriendos, se mantiene en $39.643, con su trayectoria futura atada a la inflación subyacente. La desaceleración económica es el factor deflacionario más potente que enfrenta el IPC. Para el trader, la curva de tasas SOFR-CLP y los swaps de inflación son los instrumentos para operar este ciclo. Para la empresa, un costo financiero a la baja pero una demanda que se enfría. La pregunta para el inversor local es clara: ¿la liquidez que inyecta el BCCh compensará el deterioro en los fundamentales de las ganancias?