¿Qué precio tiene el liderazgo de un presidente para el bolsillo de cada chileno? Es una pregunta que va mucho más allá de la política y que el mercado, con su implacable lógica, se encarga de responder. En un Chile donde el Dólar se sitúa en $925, el Euro en $1.078 y la UF alcanza los $39.643, las decisiones en La Moneda tienen una resonancia directa en nuestra economía diaria, dictando el valor de nuestros ahorros y el costo de vida.
No hablamos de un valor humano o intelectual, sino de lo que podríamos llamar "valor fiduciario": la habilidad y lealtad para salvaguardar la economía de los ciudadanos como si fuera propia. El mercado, ese gran olfateador de tendencias, tiene una sensibilidad especial para percibir esta cualidad en nuestros líderes.
El Verano del Mercado: Un Cambio de Rumbo Inevitable
Los últimos años han dejado dos mensajes claros en el panorama financiero chileno. Primero, la idea de una "refundación" del país fue contundentemente rechazada por la ciudadanía. Segundo, el consenso apunta a que el próximo gobierno adoptará una postura promercado, de corte neoliberal, o simplemente de oposición al actual. Esto no es especulación: plataformas como Polymarket, donde el dinero real está en juego, muestran a José Antonio Kast como el claro favorito, con apuestas que reflejan la baja probabilidad de victoria para sus adversarios.
Si a fines de 2021 el mercado ya anticipaba a Gabriel Boric como presidente, hoy, a fines de 2025, parece apostar por José Antonio Kast. Esta proyección nos permite trazar una interesante comparación sobre el impacto del liderazgo en el pulso económico nacional.
El IPSA: Un Reflejo de Confianza (y Cautela)
El índice IPSA nos ofrece una ventana a esta dinámica. A finales de 2021, con un presidente electo y una propuesta constitucional refundacional en el horizonte, el IPSA cerraba en 4.300 puntos, con una capitalización bursátil de US$150 mil millones para las empresas chilenas. Hoy, a fines de 2025, lo vemos escalar hasta los 9.700 puntos, con una capitalización de US$230 mil millones.
Es una subida espectacular del índice, multiplicándose por 2,3. Sin embargo, la capitalización bursátil solo creció 1,5 veces, y aún no alcanzamos los más de US$300 mil millones que teníamos en 2018. ¿Por qué esta disparidad?
- Devaluación del Peso: El IPSA se mide en pesos, una moneda que ha perdido valor significativo, incluso con un cobre más fuerte.
- Dividendos vs. Inversión: Ante la incertidumbre, muchas compañías, fieles a su deber fiduciario con los accionistas, optaron por pagar dividendos extraordinarios en lugar de reinvertir. Una decisión racional para ellas, pero costosa para el crecimiento a largo plazo del país.
Pasamos de empresas que prometían riqueza por US$300 mil millones en 2018, a solo US$150 mil millones en 2021, para recuperar parcialmente a los US$230 mil millones actuales. Fue, en magnitud, nuestra propia "crisis subprime", alimentada por las amenazas de "retroexcavadora" y la incertidumbre política.
El Peso Chileno y la Promesa de Futuro
Pero la Bolsa no es el único termómetro. El Peso Chileno, nuestro "vale por" nacional, sufrió una devaluación de un tercio frente al dólar, y aunque ha recuperado algo, aún le queda camino. Esta pérdida de valor intangible se sintió directamente en el bolsillo de todos.
La buena noticia, sin embargo, radica en la promesa de valor futuro. Las tasas de créditos corporativos, de consumo e hipotecarios han comenzado a caer, acercándose a los niveles previos a la "refundación". Esto indica que el mercado percibe una mayor estabilidad y un mejor cuidado de nuestro principal intangible en el futuro.
¿Qué Significa Esto Para Usted?
Los activos financieros siempre miran hacia adelante. La actual percepción de un cambio de rumbo en la política económica genera expectativas de un crecimiento económico superior al triste promedio del 2% de los últimos cuatro años. Podemos y debemos esperar que nuestro peso y la promesa de valor que representa sean gestionados con mayor diligencia.
Para el lector chileno, esto se traduce en una perspectiva más optimista para sus inversiones, un peso más fuerte que impacta directamente el costo de los bienes importados y, potencialmente, tasas de interés más bajas para créditos y proyectos. La "fidelidad fiduciaria" de un presidente no es una abstracción; es una fuerza tangible que moldea el valor de su dinero, el acceso a oportunidades y, en última instancia, la calidad de vida de cada familia en Chile. El liderazgo tiene un precio, y ese precio se paga o se cobra en la economía real.