Crisis en Bolivia: ¿Sin bencina por escasez de dólares?

Crisis en Bolivia: ¿Sin bencina por escasez de dólares?

Imagínate un país al borde de una elección crucial. Calles bloqueadas, filas infinitas en las bencineras y la incertidumbre por el aire. No es una distopía de Netflix, es la cruda realidad de Bolivia, y el villano de turno es un viejo conocido nuestro: el dólar.

Desde hace días, el país altiplánico anda a los tumbos por una escasez de combustible que tiene a la gente con los pelos de punta. ¿La raíz del problema? La estatal YPFB no se anduvo con chicas: es un tema estructural de la economía boliviana, una falta de divisas. ¡Sí, esos benditos dólares!

¿Qué significa esto para el bolsillo boliviano (y para el tuyo)?

Piensa un segundo: Bolivia necesita comprar petróleo y otros cachureos del extranjero para que su economía no se detenga. Y para esas compras internacionales, ¿adivina quién es la reina absoluta? Correcto: el dólar gringo. Si un país no tiene los suficientes de esos billetes verdes en sus reservas, simplemente no puede pagar lo que importa. Es como ir a comprar al supermercado con la tarjeta sin saldo, pero a escala país y con un final mucho más trágico.

Esta escasez de dólares se traduce directo: la YPFB no puede comprar el combustible que necesitamos. ¿El resultado? Bencineras secas, el transporte paralizado, bloqueos en las rutas y un ambiente más tenso que la cuerda de un violín, justo antes del balotaje. Un verdadero despelote que huele a inestabilidad a kilómetros.

Para que cachen la movida: acá en Chile, hoy 10 de noviembre de 2025, el dólar se cotiza a $946. Un numerito que no solo le pone ritmo a nuestra economía, sino que es el verdadero pulso del comercio global. Ver cómo la falta de esta divisa golpea a un vecino nos deja clarito que tener acceso a esta moneda es clave para cualquier estabilidad económica. ¡Así de simple!

¿Un síntoma de algo mayor?

Lo que pasa en Bolivia es un campanazo fuerte. Nos demuestra que la solidez de una economía no solo vive de sus recursos internos, sino también de qué tan bien se defiende en el comercio internacional. La escasez de dólares no es solo un cacho para los conductores bolivianos que buscan llenar el estanque; es una alarma gigante sobre la salud macroeconómica del país. Un verdadero dolor de cabeza para cualquier gobierno que intente que la cosa no se desbarranque.

Mientras tanto, todo el continente tiene los ojos puestos en Bolivia. No solo por sus elecciones, sino por ver cómo diablos logran salir de este embrollo. Un ejemplo clarísimo de cómo las finanzas globales, esas que a veces vemos tan lejanas, pueden golpearnos directamente la vida diaria a millones.

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