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$936
$1.060
$39.062
$68.306
El dólar observado se dispara a $936, arrastrado por una tormenta global de liquidez, mientras la UF se ancla en $39.062. Esta divergencia no es casualidad: es la fórmula silenciosa que redefine el costo de vida y estrangula el poder adquisitivo del chileno promedio. Manténgase atento, la letra chica del mercado nunca duerme.
En un escenario donde el ruido financiero ensordece, dos cifras frías marcan el pulso real de su bolsillo. El tipo de cambio observado, lejos de ser un simple número en una pantalla, es el termómetro de la presión externa sobre nuestra economía. La UF, por otro lado, es el ancla legal que indexa las deudas y los contratos a la inflación pasada. Hoy, 28 de abril de 2025, su danza es incómoda. Un dólar sobre los $930 y una UF por encima de los $39.000 no son buenas noticias; son síntomas de un descalce que alguien terminará pagando.
- El Dato: La brecha entre el dólar ($936) y el euro ($1.060) se estrecha peligrosamente, señal de una aversión al riesgo generalizada que castiga a las monedas emergentes como el peso chileno.
- Por qué importa: Un dólar fuerte encarece de inmediato los bienes importados, desde la gasolina hasta la tecnología, presionando la inflación local. La UF, aunque más estable, ajusta hacia arriba los saldos de créditos hipotecarios y arriendos, comprimiendo el ingreso disponible mes a mes.
- Lo que viene: Expectativas de un Banco Central de Chile (BCCh) entre la espada y la pared. Subir tasas para defender el peso podría ahogar el crédito interno; no hacerlo, invita a más depreciación. La calma es ilusoria.
La UF no es su amiga: el anzuelo indexado que fagocita su capacidad de pago
Se vende la idea de que la UF protege. Es una media verdad peligrosa. Protege al acreedor, no al deudor. Cuando usted firma un dividendo en UF, está apostando a que su salario crecerá al mismo ritmo que este índice. En un entorno de crecimiento económico débil y alta informalidad laboral, esa es una apuesta con las cartas marcadas en su contra. La UF del día, $39.062, no es un "valor de referencia". Es el multiplicador silencioso de su deuda. El BCCh la actualiza con el IPC del mes anterior, lo que significa que usted paga por la inflación que ya sucedió, mientras el dólar le anticipa la que viene. Un doble mecanismo de transferencia de riesgo hacia el ciudadano.
El mercado hipotecario es el campo de batalla más claro. Los bancos aman los créditos en UF porque trasladan el riesgo inflacionario al cliente. El problema surge cuando el dólar se dispara, como ahora, y presiona al alza los costos de construcción e insumos importados. Esto eventualmente se filtra al IPC, y la UF sube. Su dividendo aumenta, pero su sueldo probablemente no lo haga en la misma proporción. Es una mecánica perversa de la que pocos hablan en los corredores de propiedades.
"La tranquilidad que ofrece la UF es un espejismo de estabilidad. En realidad, es un corsé financiero que asegura que, pase lo que pase con la economía real, los flujos de pagos indexados nunca pierdan valor. El que pierde siempre es el eslabón más débil: el consumidor final atrapado en contratos de largo plazo."
Dólar a $936: ¿Refugio o trampa para el ahorrante chileno?
Ante la incertidumbre, la reacción instintiva es comprar dólares. Parece lógico: el precio sube, hay que subirse al tren. Pero aquí es donde el análisis superficial quiebra. Comprar dólares en máximos históricos locales, sin una estrategia de salida, no es una inversión; es una cobertura emocional y cara. El tipo de cambio está siendo impulsado por factores externos agresivos: la fortaleza del dólar estadounidense por su política de tasas, la aversión global al riesgo que huye de mercados como el chileno, y la volatilidad en el precio del cobre. Este último es clave. Chile financia sus importaciones con exportaciones de cobre. Si el metal rojo cae y el dólar se mantiene alto, la presión sobre nuestra balanza comercial será insostenible.
El "dólar observado" que publica el BCCh y que usa el SII para multas y trámites tributarios ya ronda estos niveles. Esto significa que el Estado recauda más en pesos por sus impuestos asociados al dólar, pero también que las empresas importadoras ven sus costos estrangularse. ¿El resultado final? Esa presión se trasladará, con un lag de unos meses, a los precios del supermercado y a las tarifas de servicios. La próxima vez que consulte el valor, no lo vea como una oportunidad de arbitraje. Véalo como un indicador de cuánto más caro será su próximo pago de tarjeta de crédito o la cuenta de la luz. La pregunta correcta no es "¿a cuánto está el dólar?", sino "¿cuánta exposición tengo a esta subida y cómo me protejo?". La respuesta suele ser más incómoda de lo que le gustaría admitir.