Mientras el Dólar se cotiza en $925 y la UF avanza hasta los $39.643, el pulso económico global sigue marcando la pauta para nuestros bolsillos. Desde Estados Unidos, una noticia de alto impacto acaba de sacudir el panorama comercial: el presidente Donald Trump ha revertido una de sus políticas arancelarias más controvertidas, eliminando gravámenes sobre importantes importaciones agrícolas. Esta decisión, impulsada por la creciente presión sobre el costo de vida estadounidense, es una jugada estratégica que nos obliga a mirar más allá de nuestras fronteras para entender sus posibles ecos en Chile.
Trump Baja la Guardia: Adiós a los Aranceles Agrícolas
El viernes pasado, la Casa Blanca confirmó un giro significativo en su política comercial. El presidente Trump firmó un decreto para retirar los aranceles que pesaban sobre una serie de productos agrícolas importados. ¿Qué alimentos están en esta lista? Hablamos de bienes de consumo diario como la carne de res, el café, los aguacates (paltas), los tomates, los plátanos, los mangos, las piñas, los cocos y el té, entre otros.
Esta medida exime a estos productos de los llamados aranceles "recíprocos" que la administración Trump había impuesto a principios de año. La justificación es clara: muchos de estos bienes no se producen en Estados Unidos en cantidades suficientes para satisfacer la demanda interna, haciendo que los aranceles solo sirvieran para encarecerlos para el consumidor final.
¿Por Qué Este Cambio de Rumbo? La Inflación y el Bolsillo del Consumidor
La decisión no es fortuita. Responde a una fuerte presión interna para frenar el aumento del costo de vida en Estados Unidos. Los aranceles previos, implementados con la premisa de proteger la industria nacional y reducir el déficit comercial (llegando a un mínimo del 10% y con suplementos por país y producto desde abril), si bien generaron ingresos para el Tesoro, también impulsaron la inflación.
Los datos son elocuentes: el precio del café se disparó un 20% entre agosto y septiembre. La carne de res y ternera, por su parte, subió casi un 15% interanual en septiembre. Estas cifras encendieron las alarmas, convirtiendo el costo de vida en una de las principales preocupaciones de los ciudadanos, un factor que incluso ha pesado en resultados electorales pasados.
La administración Trump ha reconocido abiertamente estas preocupaciones. Kevin Hassett, director del Consejo Nacional Económico de la Casa Blanca, fue enfático: "Eso es algo que vamos a solucionar, y lo vamos a solucionar de inmediato". Este reconocimiento llevó a una revisión de la política, culminando en la eliminación de aranceles para productos donde la capacidad de producción interna es limitada.
Además de la rebaja arancelaria, el gobierno estadounidense ha puesto la lupa en el sector cárnico, anunciando una investigación sobre presuntas prácticas de colusión entre empresas empacadoras para fijar precios. Un doble frente para combatir la inflación.
Impacto para el Lector Chileno: ¿Un Respiro en el Horizonte?
Para nosotros en Chile, esta noticia, aunque originada a miles de kilómetros, tiene implicaciones que no podemos ignorar. En un contexto donde el Dólar a $925 encarece nuestras importaciones y la UF a $39.643 sigue presionando el costo de la vivienda, cualquier movimiento global que afecte los precios de commodities es relevante.
Si bien Chile tiene sus propias dinámicas comerciales y acuerdos, la flexibilización arancelaria en una economía del tamaño de la estadounidense puede influir en los precios internacionales de productos como el café, los plátanos o incluso la carne. Una oferta global más fluida y sin barreras adicionales podría, a la larga, contribuir a estabilizar o incluso aliviar marginalmente las presiones de precios en nuestro mercado local, especialmente para aquellos productos que importamos.
Este movimiento también subraya una lección crucial: la inflación y el costo de vida son preocupaciones universales que obligan a los gobiernos a recalibrar sus estrategias económicas. La capacidad de producción interna, la demanda y el impacto en el consumidor final son factores que cualquier administración debe sopesar cuidadosamente. Para el inversor y el consumidor chileno, monitorear estas tendencias globales es fundamental, ya que el mundo económico está más interconectado que nunca, y una decisión en Washington puede tener un eco, aunque lejano, en la mesa de tu casa.