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Netflix ya no quiere solo tu suscripción mensual; quiere el dinero de tu cartera cuando compras galletas, poleras o un juguete para tu hijo. Con el dólar tocando los $925, su estrategia de licencias importa inflación premium directamente a las góndolas chilenas, poniendo una nueva presión sobre el ya ajustado presupuesto familiar.
¿Te has fijado que cada vez hay más productos con los logos de tus series favoritas en el supermercado? Esto no es casualidad. Netflix está ejecutando un plan maestro que trasciende la pantalla y aterriza directamente en tu carrito de compras.
Su modelo, inspirado en el viejo manual de Disney, busca crear un flujo constante de regalías en dólares, independiente de si tú renuncias o no a tu suscripción. En un mundo donde el dólar se mantiene alto y volátil, esta estrategia tiene consecuencias muy tangibles para nuestra economía doméstica.
- El Dato: Los ingresos de Netflix por licencias crecieron un 17% interanual en el tercer trimestre de 2025, alcanzando los US$11.510 millones. En Chile, la marca «Stranger Things» está legalmente blindada hasta 2030 en más de 14 categorías de productos, desde ropa hasta alimentos.
- Por qué importa: Con el tipo de cambio rondando los $925, cada polera, figura de colección o paquete de galletas licenciado que ingresa al país es una transacción en dólares que presiona nuestra balanza comercial. Ese «sobreprecio» por la licencia no se queda en la economía local; vuela como royalty a cuentas en el extranjero.
- Lo que viene: Una saturación del retail con productos de nicho y precios premium, que pueden anclar artificialmente los valores hacia arriba en categorías no esenciales. El gasto discrecional de las familias chilenas tendrá un nuevo y poderoso competidor con agenda propia.
Del Streaming al Supermercado: La Invasión Legalmente Protegida
El movimiento es frío y calculado. No se trata de expandir universos narrativos, sino de monetizar hasta el último píxel de su propiedad intelectual. La protección legal de marcas como «Stranger Things» o incluso conceptos ficticios como la «Surfer Boy Pizza» hasta el año 2030 no es un capricho creativo.
Es una cerradura legal que asegura décadas de ingresos. Ya vemos sus primeros pasos en Chile: la alianza con NotCo para las galletas «NotSquares» y la operación de Netflix.shop, que envía coleccionables y ropa directamente a nuestro país en 7 a 14 días.
Cada uno de esos envíos se paga en dólares. Piensa en esto: cuando el dólar sube de $918 a $925 como hoy, el costo de importar esas mismas poleras o tazas se encarece automáticamente. Ese costo extra, sumado al markup (sobreprecio) de la licencia, termina reflejado en el precio final que tú ves en la tienda online o en el retail asociado.
Netflix no necesita fabricar nada. Su poder reside en controlar los personajes y mundos que generan deseo. Así, se transforma en un competidor feroz de todas las marcas de consumo masivo locales e internacionales, capturando una porción de nuestro gasto discrecional.
“Cada $1.000 que gastas en un producto con licencia de Netflix en el Jumbo o en Falabella es dinero que se escapa del circuito económico chileno. Esos pesos no apoyan a un productor local, no fortalecen una pyme; se convierten en un pago en dólares por un derecho de uso. En tiempos de divisas escasas, ese drenaje es significativo.”
El Impacto en Tu Canasta de Compra Premium
Aquí es donde mi rol de economista del hogar se pone serio. Esta estrategia genera lo que llamo una «inflación de nicho» o «inflación por deseo». Los productos con licencia raramente son de primera necesidad, pero apelan directamente a las emociones y la identidad, especialmente de niños y jóvenes.
En la góndola, una polera común puede costar $9.990, pero una oficial de «Stranger Things» fácilmente supera los $19.990. Unos cereales genéricos valen $2.490, pero la versión con un personaje tiene un recargo. Este «premium» por la licencia establece un nuevo piso de precios psicológico en categorías como snacks, juguetes, ropa casual y artículos de librería.
Para el retail local, es una oportunidad de venta con márgenes atractivos, pero también los hace rehenes. Dependen de la volatilidad del dólar (hoy en $925) y de la agenda de lanzamientos de un actor externo cuyo interés final no es vender galletas, sino maximizar sus regalías en dólares.
Con la UF en $39.643, el poder adquisitivo de las familias ya está bajo presión. La llegada de esta ola de productos importados con precios inflados por licencias compite directamente con ese dinero destinado a esparcimiento, regalos o pequeños gustos. La pregunta que te debes hacer la próxima vez que veas ese producto licenciado es clara: ¿estás pagando por el objeto o por el derecho a llevar un pedacito de esa serie en tu vida cotidiana? Y más crucial, ¿tu bolsillo puede absorber esa nueva categoría de gasto sin descuidar lo esencial?