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La presión inflacionaria persistente y el ciclo de ajuste de tasas de la FED reconfiguran el mapa de riesgos para los ahorrantes chilenos. La dolarización de portafolios emerge no solo como una estrategia defensiva, sino como una reacción racional ante la depreciación estructural del peso y la búsqueda de preservar el poder adquisitivo.
El escenario macroeconómico actual presenta un vector de fuerzas que empuja a los agentes económicos hacia activos en moneda dura. La convergencia entre una política monetaria contractiva en Estados Unidos y los desafíos locales de inflación y crecimiento está definiendo un nuevo equilibrio para el tipo de cambio nominal. Este fenómeno trasciende la mera especulación cambiaria de corto plazo, reflejando una demanda por cobertura frente a la incertidumbre.
- El Dato: A 28 de abril de 2025, el dólar se transaba en $936, mostrando una brecha significativa frente al euro ($1.060) y evidenciando una presión alcista sostenida en el año.
- Por qué importa: Un dólar sobre los $930 actúa como un traslado directo de costos a la inflación interna, presionando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y complicando la senda de convergencia del Banco Central de Chile hacia su meta del 3%.
- Lo que viene: La persistencia de esta dinámica podría forzar un diferencial de tasas de interés más amplio para sostener el peso, con implicancias para el crédito doméstico y el crecimiento del PIB.
La demanda de refugio cambiario y sus implicaciones macroeconómicas
El incremento en la demanda por dólares por parte del sector privado chileno debe leerse como un indicador de expectativas. Los agentes internalizan dos riesgos clave: la posible rezagación del ciclo de recortes de tasas del Banco Central de Chile respecto a la FED, y una inflación subyacente más tenaz de lo proyectado. Cuando los ahorrantes migran hacia el dólar, están ejecutando una hedge o cobertura contra la depreciación del peso y su erosión inflacionaria. Esta no es una estrategia exenta de costo. Las comisiones por tenencia y el riesgo cambiario inverso existen, pero en el balance de riesgos actual, la protección del capital prima.
Esta dinámica genera un efecto retroalimentativo. La mayor demanda por divisas presiona al alza el tipo de cambio, lo cual, vía precios de importaciones y commodities, reintroduce presión inflacionaria. El Banco Central se enfrenta así al clásico trilema: no puede controlar simultáneamente el tipo de cambio, la tasa de interés y la libre movilidad de capitales. Su foco en la inflación lo lleva a priorizar la tasa de política monetaria, permitiendo una mayor flexibilidad cambiaria. Este es el marco que legitima la dolarización parcial de ahorros como una decisión financiera racional.
"La acumulación de dólares por los hogares chilenos no es un voto de desconfianza aislado, sino la manifestación microeconómica de un desequilibrio macro: la brecha entre la inflación esperada y la tasa real ofrecida por los instrumentos en pesos."
Estrategias prácticas en un escenario de volatilidad asimétrica
Frente a este panorama, la pregunta operativa no es si cubrirse, sino cómo y en qué proporción. Los bancos tradicionales ofrecen la vía formal, con cuentas en moneda extranjera que, si bien conllevan costos de mantención, proporcionan seguridad y están sujetas a la regulación de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF). La alternativa de fintech como Wise presenta una eficiencia de costos transaccionales notable, utilizando el tipo de cambio interbancario y eliminando comisiones fijas, ideal para transferencias o tenencias de menor monto.
La decisión óptima depende del horizonte y perfil del inversor. Para objetivos de largo plazo y como reserva de valor, la vía bancaria tradicional, a pesar de sus costos, ofrece un canal estable. Para transacciones frecuentes o estrategias de cost averaging (promedio de costo), plataformas con menor fricción son superiores. El elemento crítico, más allá del vehículo, es el análisis del timing. Monitorear los comunicados de la FED y del Banco Central de Chile, así como los datos de inflación local (IPC) y el precio del cobre, proporciona los insumos para identificar momentos de fuerza relativa del peso para la compra. La actual cotización, cercana a máximos del año, ¿refleja ya un sobreprecio por aversión al riesgo, o es el nuevo piso desde el que se moverá la divisa en un contexto de dólar globalmente fuerte?