5 min lectura
La plata ha marcado un máximo histórico por encima de US$54 en un rally alimentado por el déficit global y la voracidad industrial. Sin embargo, para el peso chileno y el bolsillo local, este brillo metálico es apenas un reflejo distante de una realidad anclada al cobre y a un dólar que se niega a ceder terreno en los $925 CLP.
Mientras en Wall Street especulan con metales preciosos como refugio frente a la volatilidad de las tasas de la FED, y Europa acelera su transición verde demandando plata para paneles solares, el mercado chileno observa con una frialdad analítica. Nuestro principal termómetro económico, el tipo de cambio, permanece inmune a este furor. El verdadero drama se juega en el cruce entre la inflación local que corroe el poder adquisitivo y un dólar globalmente fuerte, que mantiene presionadas las importaciones y las expectativas del Banco Central de Chile.
- El Dato: La onza de plata supera la barrera de los US$54, acumulando una revalorización interanual superior al 72%, en un mercado con un déficit estructural que recuerda a los días álgidos del “squeeze” en activos como el níquel.
- Por qué importa: Cerca del 80% de la producción chilena es un subproducto de la minería del cobre. Este vínculo convierte el boom en un ingreso pasivo para el fisco y las mineras, pero no genera el shock de divisas independiente necesario para fortalecer masivamente al peso frente a un dólar sostenido por la fortaleza de la economía norteamericana.
- Lo que viene: Las proyecciones apuntan a un crecimiento moderado de la producción nacional (10%-11% para 2025), insuficiente para alterar la ecuación cambiaria. El peso chileno seguirá bailando al ritmo que le marquen el precio del cobre, las decisiones de política monetaria local y los flujos de capitales hacia mercados emergentes.
Un Espejismo en los Mercados Globales: La Paradoja de la Plata Chilena
El rally de la plata tiene un sabor profundamente global. La demanda industrial, impulsada por la revolución energética en Europa y la manufactura de alta gama en China, choca con una oferta que no logra responder con la agilidad que exigen los algoritmos de trading en Nueva York. Es un clásico desequilibrio de mercado que dispara primas. Sin embargo, para Chile, esta narrativa se fractura en el punto de origen. Nuestra plata no nace de una decisión estratégica de explotar un filón autónomo; emerge casi como una casualidad geológica del proceso cuprífero.
Esta condición de “commodity cautivo” genera una rigidez operativa letal. Cuando los precios se disparan en la pantalla del COMEX, nuestras faenas no pueden pivotar para extraer más plata de la noche a la mañana. Están atadas a los planes de vida y la ley del mineral de los yacimientos de cobre. Así, el país se convierte en un actor reactivo, capturando rentas extraordinarias pero incapaz de orquestar una ofensiva exportadora que inunde el mercado de divisas y presione a la baja el tipo de cambio. Mientras en Shanghái se acumula plata para componentes electrónicos, en Santiago el dólar se mantiene testarudo, anclando los costos de una canasta de importaciones cada vez más cara.
“Este es el sueño del ‘free rider’ minero: capturar ganancias de un mercado en desequilibrio sin haber hecho la tarea de desarrollar un cluster productivo independiente. Chile es un espectador de lujo en el boom de la plata, pero no su protagonista. El verdadero poder sobre nuestro tipo de cambio sigue residiendo en la demanda china de cobre y en la política monetaria de la Reserva Federal.”
Dólar Firme, Inflación Local: El Brillio que no Calienta
El ciudadano en Providencia o en Concepción experimenta esta desconexión en su vida diaria. La UF, ese barómetro silencioso de los créditos hipotecarios y los arriendos, trepa a $39.643, reflejando presiones inflacionarias persistentes. El euro, por su parte, se cotiza en $1.075, una señal de la fortaleza relativa de otras divisas mayores. En este escenario, un dólar en $925 no es una simple cifra; es un factor de estrés para las pymes importadoras y un recordatorio para el Banco Central de que la batalla contra la inflación está lejos de terminar.
Los nuevos proyectos mineros, como Salares Norte, replicarán el modelo: plata como acompañante del oro. Iniciativas dedicadas como Nueva Esperanza son la excepción que confirma la regla, con horizontes de producción que se extienden más allá de 2030. La conclusión de mercado es cruda. La volatilidad de la plata ofrece oportunidades para traders ágiles en Chicago o Londres, pero para la familia chilena, preocupada por el gasto en supermercado y la cuota del dividendo, es un ruido de fondo. El metal blanco brilla en las bóvedas de Londres, pero su calor no llega a calentar el bolsillo local, que sigue frío ante la persistente fortaleza del dólar y la sombra alargada de la inflación. ¿Cuánto más podrá resistir la economía doméstica esta divergencia entre los récords globales y la realidad cambiaria local?