⏱ 4 min
$925
$1.077
$39.643
$69.542
El escenario político no es solo un espectáculo en la televisión, es el termómetro que define el precio de tu pan y la cuota de tu crédito. En un Congreso empatado, cada desacuerdo en el hemiciclo se traduce directamente en más ceros en la boleta del supermercado y nerviosismo en el tipo de cambio.
La discusión en Valparaíso a veces parece lejana, un debate de corbatas que no nos toca. Pero déjame decirte algo claro: cuando los políticos no se ponen de acuerdo, el primer lugar donde se siente el golpe es en nuestra billetera. No es teoría económica; es la bencina que sube de un día para otro, es la UF que no deja de trepar y ajusta tu dividendo, es la incertidumbre que enfría la economía y nos cuesta empleos.
La foto es conocida y los números de hoy lo confirman. El dólar observado ronda los $925, la UF se mantiene en una zona alta de $39.643 y el euro en $1.077. Estas no son cifras abstractas. Son el precio de importar trigo, maquinaria y medicamentos, costos que finalmente absorbemos todos.
- El Dato: Un Congreso perfectamente equilibrado, sin mayorías claras, convierte cada ley en una negociación extenuante. La gobernabilidad depende de acuerdos que hoy parecen un bien escaso.
- Por qué importa: La parálisis legislativa genera incertidumbre. Los mercados y las inversiones huyen de la incertidumbre como del fuego. Eso presiona al dólar a la alza, encarece el crédito y frena la economía, haciendo que cada peso nuestro rinda menos.
- Lo que viene: Si la lógica del “todo o nada” persiste, veremos más volatilidad. El tipo de cambio será un sube y baja que los importadores trasladarán a precios. La clave está en si la nueva administración logra construir puentes o prefiere el discurso de la trinchera, con nuestro bolsillo como campo de batalla.
Tu Carrito del Supermercado es el Mejor Indicador Político
Piensa en la última vez que fuiste a comprar. ¿Notaste que algunos productos subieron sin explicación aparente? Muchas veces, la raíz no está en la sequía ni en el precio del petróleo internacional, sino aquí mismo, en nuestra propia casa. Un clima político enrarecido y sin acuerdos es como una nube gris que se cierne sobre toda la actividad económica.
Los grandes proyectos se postergan, las empresas frenan sus planes de expansión y la creación de empleo se estanca. Esto tiene un efecto dominó imparable. Menos actividad significa menos recaudación para el estado, lo que limita su capacidad de gasto social. Pero más inmediato aún: la incertidumbre hace que los inversionistas extranjeros y locales demanden un mayor “riesgo país”. Traducción: sacan sus capitales o piden más intereses por prestar. Eso debilita el peso chileno.
Un peso más débil frente al dólar encarece todo lo que importamos. Y Chile importa mucho: desde el combustible que mueve los camiones hasta los insumos para fabricar alimentos y los repuestos para maquinarias. Ese sobrecosto no lo absorben las empresas; termina en el precio final. Lo pagas tú en la bomba de bencina, en la panadería y en la feria.
“Cuando el dólar estornuda en Nueva York, el panadero de Maipú se resfría y el presupuesto semanal de una familia en Concepción entra en terapia intensiva. La política es el virus que contagia a toda la economía real.”
Proteger el Bolsillo en Tiempos de Incertidumbre Política
Ante este panorama, la pregunta del millón es ¿qué podemos hacer nosotros, las familias? La educación financiera deja de ser un concepto lindo y se vuelve una herramienta de supervivencia. El primer paso es entender que nuestra economía personal no está desconectada de la discusión en el Congreso.
En períodos de alta volatilidad política, que suelen traducirse en volatilidad cambiaria, la planificación es clave. Revisar los créditos en UF, porque cualquier salto de este indicador impactará tu cuota mensual de manera directa. Para quienes puedan, diversificar pequeños ahorros en instrumentos que se defiendan de la inflación se vuelve una opción sensata, siempre con asesoría.
El verdadero acuerdo que necesitamos, sin embargo, es uno a nivel país. La estabilidad macroeconómica que tanto nos costó construir se erosiona con la polarización. Un camino legislativo claro y diálogo que genere confianza son, literalmente, la mejor política antiinflacionaria. Disipan los miedos, atraen inversión que crea empleos de calidad y moderan las presiones sobre el dólar. ¿Estarán los políticos a la altura de proteger algo tan básico como el poder adquisitivo de la gente? La respuesta la veremos no en los titulares, sino en la cuenta de la compra del mes que viene.